lunes, 11 de febrero de 2013

¿Por qué la gripe es implacable, y cómo podría ayudar la tecnología?

 

Ficha de la enfermedadCada año, a partir de septiembre, los funcionarios de salud pública intentan convencer a la gente de que se vacune contra la gripe de ese año. Pero hacerlo no te garantiza que no vayas a caer enfermo.      
 
La gripe estacional es causada por los virus de la gripe, que pueden mutar a medida que se propagan de persona a persona, lo que hace que cada año aparezca una nueva cepa del virus. Los anticuerpos que el cuerpo produce después de enfermarse o en respuesta a una vacuna contra la gripe podrían no funcionar un año más tarde. Además, cada temporada de gripe está dominada por varias cepas diferentes del virus, y los funcionarios de salud deben tratar de predecir cuáles combatir ya que se necesitan meses para producir la vacuna. Cada mes de febrero, la Organización Mundial de la Salud recomienda qué tres virus deben ser incluidos en las vacunas de la próxima temporada en el Hemisferio Norte (la OMS hace una recomendación similar para el hemisferio sur cada mes de septiembre), y en EE.UU., la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) habitualmente recomienda que esas tres cepas se incluyan en la vacuna de la temporada que viene. Aunque este proceso conlleva el riesgo de que la vacuna no coincida con las cepas dominantes en la próxima temporada, resulta necesario.
 
En la actualidad, la producción de vacunas contra la gripe se inicia con huevos de gallina. Se inyecta un virus vivo en los huevos, para que se replique dentro de ellos. Después, los fabricantes abren los huevos, cosechan y purifican el virus, matan los patógenos y los cortan en trozos más pequeños. Las piezas inactivadas de las tres cepas seleccionadas se mezclan a continuación en una vacuna contra la gripe, que entrena el sistema inmunológico del cuerpo para responder ante el virus real.
 
Diversos investigadores públicos y privados están trabajando para desarrollar vacunas 'universales' contra la gripe que acabarían con la necesidad de recibir una nueva vacuna cada año. Cuando padecemos la gripe o recibimos una vacuna típica contra la gripe, el cuerpo responde produciendo anticuerpos que atacan una proteína en el virus llamada hemaglutinina. Esta proteína permite que el virus entre en las células, y los anticuerpos que la atacan impiden dicha entrada. Sin embargo, esta proteína también muta rápidamente, por lo que los anticuerpos que el organismo produzca este año podrían no reconocer la proteína al año siguiente. 

Virus de la gripe
Un estudio interdisciplinar liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descrito un sensor electroquímico capaz de cuantificar la capacidad infectiva potencial que puedan tener nuevas cepas de virus gripales hacia un huésped aviar o humano. Los resultados, publicados en la revista Advanced Functional Materials, indican que, por su alta selectividad, facilidad de uso, tamaño y coste, este dispositivo podría emplearse como herramienta analítica en programas de monitoreo realizados de forma descentralizada en unidades de análisis o en ambulatorios.
 


El dispositivo descrito en este estudio está compuesto por una celda de tres electrodos, definidos en un mismo sustrato de silicio, fabricados mediante tecnología microelectrónica, sobre los que se ha desarrollado un receptor selectivo biomimético. Este receptor consiste en una membrana sintética que trata de emular la doble membrana lipídica de las células diana, de forma que la interacción de los virus varía según su naturaleza. La respuesta al virus provoca un cambio en la impedancia electroquímica del sensor que puede ser fácilmente medida con una instrumentación sencilla, robusta y compacta. La capacidad de los virus de la gripe para infectar las células de una especie aviar o de humanos se basa en el reconocimiento de unos receptores presentes en la superficie de las células diana, normalmente las células del epitelio respiratorio, que consisten en moléculas de ácido siálico unidas al azúcar galactosa que, a su vez, se presentan unidas a diversas glicoproteínas y glicolípidos de la superficie celular.
 
 
 
Representación del sensor desarrollado
 
A diferencia de los inmunosensores que emplean anticuerpos como receptores, la arquitectura biomimética del sensor es capaz de interaccionar selectivamente con diferentes fenotipos del virus de la gripe, tal y como ocurre en la membrana lipídica de las células. Con este dispositivo, el análisis de la especificidad del receptor de los virus de la gripe se podría llevar a cabo de forma mucho más rápida y económica que los métodos utilizados habitualmente, los cuales requieren equipos y técnicas mucho más complejas.
La aplicación del sensor electroquímico nos informaría sobre la agresividad potencial de una nueva cepa emergente del virus de la gripe y, por lo tanto, serviría para implementar con mayor celeridad las medidas profilácticas más adecuadas para evitar la progresión de la infección.

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